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“San Publicito, San Publicito…”

Solo los que nos dedicamos a la Comunicación y la Publicidad sabemos lo estresante que este mundo puede llegar a ser. Vale que es un estrés que nos gusta. Vale que cuando vemos los resultados se nos olvida todo. Pero también es cierto que, en ocasiones, nuestros esforzados cuerpos y mentes piden un break, por pequeño que sea.

Por ello, no podemos evitar que se nos dibuje una sonrisilla en los labios cuando miramos el calendario y vemos que este viernes llega San Publicito a nuestro rescate. Para los ajenos al santoral propio del sector, el último viernes de enero de cada año los publicistas y aledaños  celebramos nuestro patrón, conocido como San Publicito.

En realidad, el patrón oficial del sector es San Pablo, uno de los Doce Apóstoles que, dejando otros medios más violentos, se dedicó a predicar la palabra de Dios. Sus logros en cuanto a difusión de la misma (ignoramos cuáles eran los KPIs de la época) hicieron que, pasados los siglos, fuese elegido como patrón de la Publicidad, celebrando  su día el 25 de enero, aunque por convenio la fiesta se traslada al último viernes del mes.

Cuestiones históricas aparte, San Publicito se ha convertido en los últimos años en toda una celebridad con su propia web y su propia talla que peregrinó de agencia en agencia durante todo 2015 y parte de 2016 para terminar descansando de forma permanente en la sede del Club de Creativos, donde se puede visitar y adorar.

Por nuestra parte, como ya nos ha sido concedida la plegaria clásica (“San Publicito, San Publicito, dame este día libre, que lo necesito”) no le pedimos al Santo más que nos siga inspirando y acompañando en la locura de nuestro día a día.

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