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¡Las pre-vacaciones ya están aquí!

Todo el mundo conoce el temido síndrome post-vacacional, bien porque lo ha vivido en sus propias carnes o porque los medios, un año más, se encargarán de recordarnos lo duro que es, las consecuencias psicológicas y, sobre todo, las típicas recetas para superarlo. Pero, ¿Qué sucede con el “pre”? ¿Cómo afecta en su día a día a los profesionales el ansia porque llegue por fin el merecido descanso?, ¿Qué efectos tiene en su motivación, en su rendimiento, en su energía?

El “síndrome pre-vacacional” ya ha sido identificado y definido como esa sensación ansiosa que precede a un periodo de descanso, siendo más intenso en aquellos empleados que han sufrido una carga laboral con altos niveles de estrés y largas jornadas de trabajo, un denominador común que en ocasiones es inevitable vivir en algún momento del año.

Ante esta situación en la que el reloj parece que se ralentiza y en la que es frecuente que aparezca la apatía sin saber (y a veces sin poder) cómo evitarla, hay que recordar que es posible darle la vuelta a esos sentimientos y convertirlos en la “energía positiva del último empujón”.

Para evitar entrar en detalles filosóficos sobre el concepto de felicidad, tema más que estudiado y debatido a lo largo de la Historia, enfocamos la felicidad como el sentimiento que experimenta cualquier ser humano en el instante previo a conseguir lo que realmente está esperando, por lo que ha luchado y que ha buscado y que se completa cuando se obtiene lo que tanto se ha deseado.

Efectivamente, se trata de una sensación efímera que se desvanece en un corto periodo de tiempo para reestablecer niveles de alegría, efusividad y empezar de nuevo con el siguiente objetivo.

Un ejemplo muy simple para entender este concepto de felicidad es el momento en el que pedimos nuestro plato favorito en un restaurante. Desde que lo pedimos hasta que lo traen a la mesa se produce una sensación de disfrute pensando en cómo lo vamos a degustar y disfrutar.

Esto mismo sucede en el periodo previo a las vacaciones. La felicidad esperada puede servirnos en nuestro día a día para luchar contra la falta de concentración o la desgana se apodere de nosotros, podemos rescatarla y utilizarla para seguir siendo tan productivos y estar tan motivados como siempre contrarrestando el cansancio acumulado durante el año.

Ser conscientes de todo aquello que podemos gestionar antes de irnos para que la desconexión sea lo más regeneradora posible, priorizando y delegando, hará que nuestra cuenta atrás tenga ese toque de disfrute venciendo a la sensación de no poder más. Además, no te olvides de un sentimiento común que todo el mundo tiene a la vuelta de vacaciones, ese… ¡La vuelta no es tan dura!

¡¡Feliz pre verano!!

Foto Bea

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